Hoy quiero presentarte 8 consejos para optimizar tu práctica musical:
1. Busca un lugar tranquilo.
Esto parece demasiado obvio, pero no sólo será mucho menos probable que sucumbas a todo tipo de distracciones, sino que entrar en un área de práctica especial.
Ya sea una habitación determinada o simplemente un rincón del salón, te ayudará a prepararte mentalmente para este tipo de trabajo tan particular.
La intención consciente lo es todo, y tener el ritual de ir al mismo lugar cada vez puede ayudar a establecer esa intención.
2. Ten tu material cerca.
Me encanta la serie de 100 vídeos “Cello Talks” del violonchelista David Finckel en YouTube; no hace falta tocar el violonchelo para sacar mucho provecho de muchos de ellos.
Algunos de los temas que trata parecen consejos muy básicos, como la discusión sobre su espacio de práctica.
Parte de su consejo es tener un sacapuntas y una goma de borrar muy limpia al alcance de la mano, junto con un lápiz para marcar la música.
Sencillo, ¿verdad? Pero esas pequeñas cosas son fáciles de olvidar y, si tienes que ir a buscarlas, suponen una gran pérdida de tiempo.
3. La tecnología puede ser una ayuda increíble.
Siempre y cuando no pases demasiado tiempo jugando con ella. En mi teléfono y mi iPad tengo tres aplicaciones gratuitas o de bajo coste: un metrónomo, un afinador y un temporizador, que son herramientas esenciales para practicar.
Y siempre llevo el teléfono conmigo.
4. Empieza con el fin en mente: Ten un objetivo para cada sesión de práctica antes de empezar a tocar.
No es lo mismo tocar la música que practicar. Antes de empezar, piensa: ¿Qué quiero conseguir hoy?
Si no estás seguro de en qué tienes que centrarte, pide a tu profesor unos cuantos objetivos concretos para trabajar antes de la siguiente clase, y escríbelos para poder consultarlos durante las sesiones de práctica.
5. Planifica una sesión de práctica como si fuera un entrenamiento.
Muchos músicos empiezan con unos cuantos estiramientos y ejercicios de respiración antes de coger sus instrumentos.
Incluso si no llegas a ese extremo, un escenario bastante común es empezar con escalas como calentamiento, para aflojar los músculos y hacer que tu cerebro piense en la técnica; pasar a la parte de “trabajo” en la que analizas y tratas de resolver problemas.
Luego enfriar improvisando o revisando alguna música que ya conoces bien.
6. Practica de forma más inteligente, no necesariamente más tiempo.
Es probable que consigas mucho más en poco tiempo si tienes un objetivo muy concreto, y la ciencia nos dice que, de todos modos, tenemos una cantidad limitada de fuerza de voluntad.
Así que aprovecha al máximo el tiempo que tienes. Digamos que tienes problemas con dos medidas muy complicadas.
Programa el temporizador para un periodo corto (como cinco o diez minutos) y trabaja en un solo problema de todas las formas posibles: divídelo en partes más pequeñas y manejables, ve muy despacio, intenta tocar el pasaje al revés, cambia el ritmo, lo que sea.
Si ese punto problemático sigue dándote problemas, anota en tu mente que volverás a tocar esa sección mañana. Lo más probable es que la próxima vez sea mucho más fácil.
7. No empieces siempre por el principio.
¿Recuerdas lo que dije sobre maximizar tu tiempo y tu fuerza de voluntad?
Puede resultar muy agradable oírte tocar el principio de una pieza de forma hermosa. Pero puedes acabar desperdiciando el tiempo y la energía limitados que tienes. (Además, esto lleva a interpretaciones que empiezan con fuerza y luego, bueno, se marchitan).
8. Desafíate a ti mismo, físicamente.
Especialmente si intentas luchar contra un elemento que te resulta problemático.
Los investigadores científicos afirman que si añades un reto físico a la tarea difícil, como intentar tocar esa parte estando de pie sobre una pierna o caminando, es probable que tu cerebro empiece a crear nuevas vías neuronales.
Y la tarea original será más fácil cuando vuelvas a hacerla.